
Charla de Gonzalo Avello acerca de los aperitivos, que se emitió en Unión Radio durante los años 30. No podemos concretar más la fecha, pero como en el texto se habla del inicio de la televisión y de los cócteles de Perico Chicote, suponemos que pudo ser sobre 1940. Comienza como un pequeño ensayo sobre el apetito para acabar con un elogio apasionado del aperitivo, los cócteles y los vinos.
Como una inmensa mayoría de los oyentes que me escuchan están cenando y el resto ha cenado ya, es indispensable que jure a ustedes que de ninguna manera abrigo el propósito de estropearles la digestión.
Les aseguro a ustedes que soy hombre de buena fe. Una digestión para mi es tan digna de respeto como lo pueda ser la paz del sepulcro… y si no fuera una herejía, y Dios me perdone si por tal lo pudiera tomar, que para mi es mucho más seria, puesto que ofrece riesgos y en el sepulcro la tranquilidad es absoluta.
Al hombre que se le interrumpe la quimificación de los alimentos, al hombre que se le da marcha atrás en los movimientos peristálticos del estómago, se le convierte en un semillero de malas pasiones… «Mala digestio nulla felicitas».






Para mi, la cocina Thai es una de las mejores. Cuando en Bangkok o en Koh Samui pides un curry, tienes que repetir veinte veces la frase «mei pet» (poco picante) y aun así hay altas probabilidades de que este tan heavy que no puedas ni probarlo, tengamos en cuenta que ellos no conciben un plato con menos de cinco guindillas picadas por ración, incluidos muchos postres. La ventaja es que podemos adaptarlo a nuestros gustos, aunque si no te va el picante mejor olvida esta receta.
Pueden servir las huevas de cualquier pescado, pero en mi humilde opinión las mejores son las de merluza. Como todas, esta receta tiene su «truco» para que salga bien y las huevas no se rompan. Si alguno sois reacios a este tipo de manjares el consejo es siempre el mismo: ¡probadlo antes de hablar!